Los riesgos de fumar

 

El hábito de fumar es uno de los factores básicos que predisponen a enfermedades coronarias (causantes de infarto de miocardio, angina de pecho y muerte súbita), así como de enfermedades cerebrales vasculares (trombosis y hemorragia cerebral) y otras afecciones circulatorias.

Entre los fumadores se registra un 70% más de muertes por enfermedades coronarias que entre los que no lo son.

En lo que a enfermedades circulatorias que afectan al cerebro (trombosis, hemorragias cerebrales) se refiere, es sabido que los fumadores son más propensos a sufrir sus consecuencias, especialmente fumadores jóvenes.

El hábito predispone también a enfermedades de la aorta y otras arterias y puede afectar a otros órganos y sistemas (respiratorio, digestivo, etc.), aunque son dolencias relativas al aparato circulatorio. Dos de los componentes fundamentales del humo del tabaco, el monóxido de carbono y la nicotina, tienen repercusiones altamente perjudiciales tanto para los fumadores activos como para los pasivos. 

Si un fumador consigue permanecer un año sin fumar, habrá reducido en un 50% el riesgo de contraer las dolencias citadas y al cabo de 15 o 20 años, el riesgo será equivalente al que corre un no fumador.