EL SINDROME DE BURN
OUT
María Escoda
Palacios
|
Departamento de
Prevención de Mutua
MAZ.
|
En los últimos años, ha
habido un creciente
reconocimiento de la
importancia del estrés en el
ámbito laboral, debido a que
se sabe con certeza que la
exposición crónica a
factores estresores en el
trabajo, puede llevar a los
profesionales a sufrir un
síndrome de desgaste.
De hecho este síndrome,
conocido más comúnmente como
el síndrome de burnt out
o
síndrome de estar quemado,
representa en la actualidad
uno de los cinco problemas
más graves entre los
profesionales de la salud,
tanto por la elevada
prevalencia entre los mismos
como por las posibles
consecuencias en la
población asistida entre
dichos profesionales, según
un reciente estudio
publicado por la
Organización Mundial de la
Salud.
Además hay que destacar que,
aunque en un primer momento
este síndrome se asociaba
con trabajadores de sectores
específicos (personal
sanitario, de servicios
sociales y educación),
a fecha de hoy se
observa una mayor incidencia
del mismo en actividades de
diversa índole: puestos de
directivos, administración,
personal con tareas de
atención al público,…
Pero ¿qué es el
síndrome de burn out?
Aunque existen diversas
definiciones, hay consenso
en que se trata de:
una respuesta al estrés
laboral crónico, propio de
las profesiones de servicio
en las que el trabajador
(médico, enfermero,
asistente social, profesor,
policía, personal
penitenciario…) se
encuentra en contacto muy
estrecho y directo con la
persona que
recibe el servicio.
Esta forma de interacción
junto con otros factores
como: la falta de éxito
terapéutico o progreso
observable en el paciente
/cliente, el descuido
institucional a favor de las
necesidades administrativas
y financieras, la falta de
apoyo entre compañeros,
variables personales,… son
los principales
desencadenantes
del síndrome en los
profesionales; que tras
estar sometidos a estos
estresores durante un lardo
periodo de tiempo, comienzan
a presentar el siguiente
cuadro de síntomas:
Agotamiento
emocional
El trabajador siente que sus
recursos personales han sido
superados por el estrés.
Despersonalización
Desarrollo de una actitud
negativa e insensible hacia
las personas con quienes se
trabaja: pacientes,
clientes, compañeros,…
Baja realización
personal
El profesional evalúa
negativamente su labor
afectando así a su
auto-concepto, auto-estima y
a las relaciones laborales,
sociales y personales.
Además, como consecuencia de
ello, se puede observar que
los trabajadores afectados
comienzan a manifestar
diversas respuestas de tipo:
Fisiológico:
agotamiento, fatiga,
resfriados de repetición,
trastornos
gastrointestinales,
contracturas musculares,
cefaleas, hipertensión,….
Psicológico:
irritabilidad, trastornos de
ansiedad, cambios frecuentes
de humor, rasgos
depresivos,…
Conductual:
aumento de relaciones
conflictivas, contacto
mínimo con paciente/cliente,
actitud cínica, mayor
absentismo, conductas
impulsivas,…
De todas ellas, serán las
respuestas de tipo
conductual el indicador más
fiable de la presencia o no
de
síndrome de burn out en
nuestro entorno.
En el caso de detectarse
conductas de este tipo,
será necesario
identificar cuanto antes los
factores de riesgo
para posteriormente adoptar
estrategias que permitan
garantizar la salud de los
profesionales,
de la población en
general y de la propia
empresa.
Algunas de las medidas a
adoptar podrían ser:
Identificar
los posibles desencadenantes
del síndrome en el ámbito
laboral
Redefinir
los roles de los
trabajadores
Implantar
recursos para la mejora de
relaciones personales
Fomentar
unas buenas condiciones para
el trabajo en equipo
Facilitar
apoyo social al profesional
Por último recordar que,
aunque es el trabajador
quien se encuentre más
afectado, él es parte activa
de una organización o
entidad,
por lo que su estado
de salud no sólo afecta a su
bienestar, sino al de las
personas que presta el
servicio y con las trabaja a
diario, influyendo directa y
negativamente en la propia
empresa y en la imagen que
la misma proyecta hacia el
exterior.
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