Hemorragias
Hemorragias exteriorizadas. Actuación del socorrista
Se producen cuando existe una hemorragia interna y la sangre sale por orificios naturales de nuestro cuerpo: nariz, boca, oídos, ano, uretra y vagina.
• Hemorragias nasales (Epistaxis)
Colocar a la persona sentada y con la cabeza inclinada hacia delante tranquilizándola a la vez.
Comprimir con dos dedos las fosas nasales durante un par de minutos y levantar la compresión para ver si ha cesado, impidiendo que la persona respire fuertemente por la nariz o que se hurgue dentro de la misma. Si no ha cesado, volver a comprimir durante otros cinco minutos.
Cuando la hemorragia es importante y no cesa con la compresión, se puede hacer un taponamiento empleando una gasa enrollada y mojada en vaselina o agua oxigenada. Ir introduciéndola en la nariz y trasladar a la persona a un hospital.
• Hemorragias por el oído (Otorragias)
Cuando se produce la salida de sangre por el oído, puede tener su origen en el conducto auditivo externo o ser más grave y si ha habido traumatismo en la cabeza, tratarse de una fractura de los huesos de la base del cráneo.
Son las únicas hemorragias que no hay que intentar detener, ya que si no dejamos que salga sangre, ésta se acumula en el interior del cráneo y ocasiona graves lesiones.
Conducta a seguir: colocar a la persona tumbada y del lado que se le produce la hemorragia, colocando una gasa para que empape y trasladarlo lo más rápido posible a un hospital.
Otras hemorragias producidas por lesiones internas en las que la sangre sale por los otros orificios naturales restantes: realmente poco se puede hacer. Lo único es remitir al paciente a un Servicio de Urgencias lo más rápidamente posible.