Boletín de

Prevención de

Riesgos Laborales

 

 

 MAZ MATEPSS nº 11                                             Septiembre/Octubre 2011  -  Nº 9
 
 
 
 
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ARTÍCULO TÉCNICO

 

 

 

TECNOESTRÉS

 

tecnoestres

 

Ane Miren Sierra

Psicóloga y Técnico de Prevención Mutua MAZ.

        

La utilización indiscriminada y simultánea de ordenadores portátiles, PDAs, tabletas, móviles, navegar por internet, celebración de videoconferencias, programas que avisan cada vez que entra un mensaje en el ordenador, teletrabajo, televisión digital, buscapersonas, uso de redes sociales a nivel personal como profesional, fax y otros dispositivos, permiten realizar varias tareas al tiempo durante buena parte del día, conocido como multitareas.

El psiquiatra estadounidense Craig Brod, fue el primer profesional que acuñó el término Tecnoestrés, definiéndolo como una enfermedad de adaptación causada por la falta de habilidad para tratar con las nuevas tecnologías del ordenador de forma sana. El flujo incesante de información que proporciona la tecnología, obliga a las personas a realizar procesos de síntesis y resumen de manera ágil, lo que contribuye al agotamiento mental.

En realidad mas que tratarse de una enfermedad, sería mas exacto definirlo como un desajuste de valoración, entre las exigencias y los recursos que  las tecnologías de la información y comunicación (TIC) requieren de aquellas personas que desarrollan una actitud negativa y pesimista vinculada con los dispositivos tecnológicos y como consecuencia les desencadena todo tipo de reacciones fisiológicas nada placenteras observadas a nivel corporal. (Salanova, 2003)

Aspectos de determinante importancia a nivel organizacional, están relacionados con  las exigencias que éstos sistemas crean: mayor nivel de atención, mayor complejidad o dificultad de las tareas, trabajo más monótono, ritmos de trabajo, posible pérdida de información, imposibilidad de captura de datos o su tratamiento, y el tiempo de exposición a este tipo de entornos tanto dentro como  fuera de la jornada laboral.

Una mala implementación de TICs puede deteriorar las relaciones interpersonales, el contenido de las tareas, influyendo en las condiciones de trabajo, el rendimiento laboral  y afectando la salud e inclusive al clima y futuro de la organización.

TIC

Se entiende por demanda laboral el uso de sistemas y/o herramientas tecnológicos de información y comunicación, que ocasionan un esfuerzo  mental para realizar la actividad y una adaptación personal que permita poner en práctica nuevos métodos de trabajo.

Existe toda una serie de dolencias asociadas al uso intensivo de aparatos electrónicos e informáticos, tales como dolores continuos de espalda y zona lumbar, dolor de cuello, brazos pesados y hombros rígidos, problemas cervicales, problemas de visión, perdida de lagrimeo y/o picor, dolor de estómago producido por ansiedad o estrés, que cada vez más son referidos por los trabajadores en las consultas asistenciales.

Estrategias de intervención efectivas, pasan por poner al alcance del trabajador superado por la incapacidad de afrontar con solvencia las exigencias laborales, de una formación específica adecuada de calidad, que midan la autoeficacia de la propia acción formativa y de una adecuada redefinición de aquellas creencias individuales limitadoras que en muchos casos sirven de freno al abordaje de nuevos aprendizajes y que como consecuencia generan una respuesta biológica de verdadero y profundo malestar.

A su vez este tipo de estrategias sirven para suavizar e incluso minimizar las resistencias de los trabajadores y el fomento de actitudes escépticas de eficacia asociadas a  su implementación y uso, disminuyendo las creencias de rechazo y fatiga que pueden generar por  desconocimiento de beneficios y agilidad que una vez aprendidos pueden reportar las TIC.

Cierto es que en función de los recursos personales propios de cada trabajador, sus habilidades técnicas, su grado de formación sobre estas nuevas formas de trabajo, sus ganas por aprender, su nivel de relaciones interpersonales, se podrá afrontar con mejor o más óptimos resultados el abordaje de la adaptación exitosa a los nuevos sistemas de trabajo.

Si el protagonismo en la implementación de nuevos sistemas no incluye al trabajador y a su percepción, si se concede el protagonismo a los sistemas informáticos y/o tecnológicos, se sufrirán más nociva y perniciosamente los efectos estresores de las TIC.

La comunicación interpersonal puede tener un efecto amortiguador sobre las consecuencias negativas que un entorno de trabajo estresante genera en los sistemas de trabajo de los trabajadores.

Todo ello  puede contribuir a mejorar nuestra calidad de vida, a poner límite y separación entre las distintas facetas y ámbitos de nuestra vida, a ralentizar la velocidad con que se actúa en una sociedad cada vez más veloz, que imprime unos ritmos que el propio organismo es incapaz de asimilar y lo muestra de la única manera que sabe somatizando y protestando a través del agotamiento, irritación y malestar psicológicos.

 

 

 

Consejos útiles para contribuir a fomentar una adecuada interacción con estos elementos apuntan a:

  • Poder descansar durante 10 minutos cada hora de tarea que se pasa frente al ordenador, para descansar la mente, tomar oxígeno y liberar los ojos.

  • Es interesante limitar el tiempo dedicado a Internet en la medida que se pueda a un periodo determinado al día.

  • Tratar de no realizar otras actividades cuando se está frente al ordenador tales como comer, beber, hablar por teléfono, fumar.

  • Adoptar una postura adecuada ante el ordenador y saber desconectarse a tiempo.

  • Dedicar momentos de la jornada laboral a escribir a mano.

  • Abstenerse de tener en marcha varias tareas abiertas en el monitor.

  • Reforzar la relación cara a cara con los colaboradores.

  • Mantener las vías tradicionales de comunicación y trabajo.

  • Poner límites a nuestra conexión con las TIC, estableciendo “siestas digitales” entendidas como periodos libres de nuevas tecnologías.

  • Buscar aficiones alejadas del ordenador.

 

 

 

 
MAZ Mutua de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales de la Seguridad Social nº 11